
En la era digital, donde la información fluye a cada segundo y las notificaciones no dan tregua, el estrés se ha convertido en un problema creciente que afecta a millones de personas. La constante conexión a redes sociales, correos electrónicos y plataformas de mensajería ha generado una sensación de urgencia permanente que impacta directamente en la salud física y mental.
Especialistas en psicología advierten que esta “hiperconexión” puede provocar ansiedad, problemas de sueño y dificultades para concentrarse. Para contrarrestar sus efectos, recomiendan establecer límites claros en el uso de dispositivos, como desconectarse en determinados horarios o destinar momentos específicos para revisar mensajes y redes sociales.
Practicar técnicas de relajación como la respiración profunda, la meditación o el yoga ayuda a disminuir la tensión acumulada. Asimismo, dedicar tiempo a actividades fuera de la pantalla, como leer, caminar o convivir con familiares y amigos, favorece el equilibrio emocional.
El autocuidado y la organización del tiempo son elementos clave para mantener la productividad sin sacrificar el bienestar. En un mundo hiperconectado, aprender a pausar y priorizar la salud mental es más necesario que nunca.