
Compatibilizar los estudios con un empleo puede representar un desafío importante para miles de personas que buscan avanzar profesionalmente sin descuidar sus responsabilidades académicas. La doble carga de actividades, horarios ajustados y altos niveles de exigencia puede generar estrés, ansiedad y agotamiento, afectando tanto el rendimiento como la salud mental.
Para mantener el equilibrio, expertos en psicología recomiendan establecer una planificación semanal que incluya tiempos definidos para el estudio, el trabajo y el descanso. El manejo del tiempo permite reducir la sensación de sobrecarga y evita la procrastinación. Dormir al menos siete horas por noche, mantener una alimentación equilibrada y realizar actividad física regular también son prácticas clave para conservar energía y estabilidad emocional.
Otra estrategia esencial es aprender a poner límites. Saber decir “no” a compromisos adicionales y comunicar de manera asertiva la disponibilidad a empleadores y profesores ayuda a prevenir el desgaste. Asimismo, es importante reservar momentos para actividades recreativas que permitan desconectar de las responsabilidades, como leer, salir a caminar o compartir tiempo con amigos y familiares.
La búsqueda de apoyo psicológico, ya sea a través de terapia presencial o en línea, puede ofrecer herramientas para manejar la presión y desarrollar habilidades de resiliencia. Mantener la salud mental en este contexto no es un lujo, sino una necesidad para sostener un ritmo de vida saludable y alcanzar las metas académicas y laborales sin sacrificar el bienestar personal.