
Evitar una intoxicación alimenticia es posible si se siguen medidas básicas de higiene y manipulación segura de alimentos. Las intoxicaciones alimentarias pueden provocar síntomas como náuseas, vómitos, diarrea, fiebre y, en casos graves, deshidratación o complicaciones que requieren atención médica.
Una de las causas más comunes de este tipo de afecciones es el consumo de alimentos contaminados con bacterias como Salmonella, E. coli o Listeria, las cuales proliferan rápidamente cuando los alimentos no se refrigeran correctamente o son manipulados sin las debidas precauciones.
Expertos en salud alimentaria subrayan la importancia de lavarse las manos antes de preparar alimentos y después de manipular carne cruda, así como de desinfectar superficies y utensilios de cocina. Asimismo, es recomendable cocinar completamente carnes, aves, pescados y huevos, ya que el calor elimina la mayoría de las bacterias que causan infecciones.
Otro factor clave es el almacenamiento: los alimentos perecederos deben mantenerse en refrigeración y no permanecer por más de dos horas a temperatura ambiente. Los productos enlatados, por su parte, deben ser desechados si presentan abolladuras o señales de fuga.
También es importante revisar las fechas de caducidad, evitar consumir productos en mal estado y lavar cuidadosamente frutas y verduras, especialmente si se consumen crudas.
Durante épocas de calor, las probabilidades de intoxicación aumentan, por lo que se recomienda redoblar precauciones, especialmente al consumir alimentos en la calle o durante actividades al aire libre.
La prevención de intoxicaciones alimentarias es responsabilidad de todos. Adoptar prácticas seguras en la preparación y conservación de alimentos puede marcar la diferencia entre una comida saludable y un problema serio de salud.