
Contar con el esquema completo de vacunación no solo protege la salud individual, sino que también fortalece la inmunidad colectiva y previene la propagación de enfermedades graves. Especialistas en salud pública advierten que dejar pasar alguna vacuna puede significar una exposición innecesaria a padecimientos que han sido controlados por décadas, como el sarampión, la poliomielitis o la difteria.
Las vacunas funcionan al preparar al sistema inmunológico para combatir infecciones sin tener que contraer la enfermedad primero. Gracias a los programas de vacunación, millones de vidas se han salvado en todo el mundo y muchas enfermedades han disminuido drásticamente su incidencia.
Sin embargo, en años recientes, la baja en las coberturas vacunales, especialmente entre la población infantil, ha provocado el resurgimiento de enfermedades que se consideraban erradicadas o bajo control. Esta tendencia pone en riesgo a los sectores más vulnerables, como los bebés, los adultos mayores o las personas con enfermedades crónicas.
Además de las vacunas infantiles obligatorias, existen inmunizaciones recomendadas para adolescentes y adultos, como la vacuna contra el virus del papiloma humano, la influenza estacional, el tétanos y recientemente, las vacunas contra COVID-19. Mantenerse al día con estas dosis es clave para evitar complicaciones severas.
Los servicios de salud hacen un llamado a revisar los esquemas de vacunación personales y de los hijos, acudiendo a los centros médicos para completar cualquier dosis faltante. En muchos casos, las vacunas están disponibles de forma gratuita en instituciones públicas.
Cumplir con el esquema completo de vacunación es una forma eficaz, segura y accesible de cuidar la salud propia y de quienes nos rodean. Las vacunas siguen siendo una de las herramientas más poderosas para prevenir epidemias y salvar vidas.