
Con la llegada de la temporada de lluvias, las autoridades de salud han intensificado el llamado a la población para prevenir la proliferación del mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue, una enfermedad que puede provocar desde fiebre leve hasta complicaciones graves como el dengue hemorrágico.
El aumento de humedad y acumulación de agua en objetos expuestos al aire libre crea el entorno ideal para que este insecto se reproduzca. Por ello, especialistas en salud pública han reiterado la importancia de aplicar medidas preventivas en los hogares, espacios públicos y centros de trabajo.
Entre las acciones más efectivas destaca la estrategia de las “cuatro A”: lava, tapa, voltea y tira. Estas acciones consisten en lavar frecuentemente recipientes que almacenan agua, taparlos de forma hermética, voltear aquellos que no se usen y eliminar cacharros que puedan convertirse en criaderos.
También se recomienda usar repelente contra insectos, instalar mosquiteros en puertas y ventanas, y vestir ropa de manga larga, especialmente en zonas donde ya se han detectado brotes. Además, en muchas comunidades se han emprendido campañas de fumigación, descacharrización y sensibilización para evitar la propagación del virus.
El dengue no se transmite de persona a persona; su propagación depende directamente del control del mosquito vector. Por esta razón, la participación ciudadana es clave para evitar un repunte de casos.
En años anteriores, diversos estados del país han enfrentado brotes importantes durante esta época del año, lo que ha llevado a reforzar las acciones preventivas y de atención médica. Las autoridades invitan a acudir al centro de salud más cercano ante síntomas como fiebre alta, dolor de cabeza, muscular o articular, náuseas o sarpullido, y evitar la automedicación.
Prevenir el dengue es una tarea compartida que comienza en casa. El compromiso y la participación de todos pueden marcar la diferencia para proteger la salud de la comunidad.