
Texas enfrenta una tragedia tras las inundaciones ocurridas durante el fin de semana del 4 de julio, que han dejado al menos 88 muertos y decenas de desaparecidos, incluyendo 27 niñas y guías de un campamento de verano cristiano, Camp Mystic, arrasado por las aguas en el condado de Kerr, la zona más afectada.
Las lluvias intensas desbordaron el río Guadalupe, causando daños severos y arrastrando cabañas mientras las víctimas dormían. Autoridades locales reportaron 75 cuerpos recuperados solo en Kerr, y 13 muertes adicionales en otras áreas del estado.
Los servicios meteorológicos mantienen alertas de inundación, advirtiendo que nuevas tormentas podrían empeorar la situación sobre terrenos ya saturados. Las operaciones de rescate continúan con apoyo de helicópteros y embarcaciones, mientras voluntarios y drones intentan apoyar en la búsqueda, aunque estos últimos han sido restringidos por riesgo para equipos oficiales.
El senador Ted Cruz calificó la situación como una “pesadilla” y lamentó la pérdida, mientras el presidente Donald Trump prometió visitar Texas y calificó el desastre como “una catástrofe no vista en 100 años”, descartando que recortes presupuestarios a agencias federales hayan influido en la magnitud del desastre.
Las autoridades iniciaron también labores de remoción de escombros, indispensables para la recuperación y reconstrucción de las zonas afectadas.
Seguiremos informando.