Ciudad Valles, S.L.P.- Este viernes, por cuarta ocasión, se realizó la asamblea para elegir al comité ciudadano que manejará los recursos del programa federal “La Clínica es Nuestra” en el centro de salud de la colonia Doraceli, en Ciudad Valles. La jornada fue tensa, marcada por gritos, discusiones y reclamos abiertos por parte de los vecinos, quienes denunciaron la intromisión de personal de Bienestar, incluyendo a la delegada Griselda Mezquida Saldaña.
Los habitantes no se quedaron callados. Señalaron que en tres ocasiones anteriores ya se había electo un comité, pero les cancelaban los resultados con argumentos absurdos. “Cada vez salen con algo, siempre hay trampa”, reclamaron varios ciudadanos, visiblemente molestos. Esta vez, hartos del manoseo, enfrentaron directamente a los servidores públicos presentes.
En el centro de salud había al menos 20 personas del programa Bienestar. Algunos de ellos se dedicaron a impedir que la prensa documentara lo que sucedía dentro, argumentando que las entrevistas solo podían hacerse «afuera», en la banqueta. Una actitud que, para muchos, dejó en claro que había mucho que ocultar.
El presidente electo del comité ganó por cuarta vez consecutiva, lo que evidenció su respaldo vecinal. Sin embargo, en esta ocasión se modificaron las posiciones de tesorería y vocales. Esto, según denunciaron algunos vecinos, fue una jugada para manipular el control del recurso. “¿Si todos somos del mismo sector, cuál es el problema? Pero aquí meten gente de fuera y quieren imponer”, señalaron.
Entre los asistentes detectaron a personas ajenas a la colonia, como un hombre identificado como José Guadalupe N., quien vive en una comunidad indígena y simpatiza abiertamente con Morena. A él ni siquiera le revisaron su credencial de elector antes de permitirle votar, según acusaron los testigos.
Los vecinos también denunciaron que servidores de la nación recorrieron las casas días antes promoviendo “a sus candidatos” y diciéndole a la gente por quién votar. “Andan casa por casa haciendo campaña, ¿qué no se supone que esto debe ser ciudadano?”, recriminó una vecina.
En medio del caos, algunos trabajadores y una consejera de desarrollo social optaron por retirarse de la asamblea, lo que solo abonó a los rumores de un conflicto político entre partidos que buscan controlar los comités de programas federales.
La delegada Griselda Mezquida nunca dio la cara. Permaneció escondida en el centro de salud y evitó cualquier cuestionamiento de la prensa. La votación continuó entre reclamos y desconfianza, pero con la certeza de muchos: esta elección fue todo, menos transparente.
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