
Este domingo entró en vigor en Francia una nueva normativa que prohíbe fumar en playas durante la temporada estival, así como en parques, jardines públicos y áreas reservadas para la espera de viajeros, como las paradas de autobús. Sin embargo, a pesar de la prohibición, todavía se pudo ver a algunas personas fumando en playas francesas, en parte debido a la confusión sobre la fecha exacta de aplicación y al rechazo de algunos usuarios que consideran la medida excesiva.
En la playa de Le Porge, Stéphane, un bañista, calificó la norma como “un poco excesiva” y aseguró que fumar con el cigarrillo en el cenicero no molesta a nadie. De manera similar, Céline Pouillet, en el lago de Burdeos, calificó la medida de “incomprensible” y “ridícula”, además de confesar que pensaba que la prohibición comenzaría el 1 de julio y no este domingo. En contraste, otros como Romain Boonart valoraron positivamente la iniciativa, destacando que protege a los niños del humo del tabaco.
El Ministerio de Salud francés informó que próximamente se publicará un texto que establecerá la señalización oficial de estos nuevos “espacios sin tabaco” mediante un pictograma. Las infracciones a la norma serán sancionadas con multas fijas de 135 euros, que pueden llegar hasta los 750 euros, aunque inicialmente se prevé un periodo de pedagogía para facilitar la adaptación de la población.
No obstante, la vigilancia de la norma genera dudas entre algunos ciudadanos. Marie Laurent, una jubilada de 65 años, manifestó escepticismo sobre la capacidad para controlar el cumplimiento en las playas, pero también señaló que, como con cualquier nueva restricción, la gente suele quejarse al principio y luego termina aceptándola. Esta medida representa un avance en la protección de la salud pública en espacios abiertos, aunque enfrenta resistencia y retos en su aplicación práctica.