El azúcar presente en las frutas, conocido como fructosa, suele generar preocupación. Sin embargo, los expertos coinciden en que no es perjudicial cuando se consume en su forma natural, dentro de la fruta entera, gracias a su combinación con fibra, agua, vitaminas, minerales y antioxidantes.
¿Qué hace tan diferente al azúcar de las frutas?
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Estructura del alimento: el azúcar está dentro de células vegetales; la fibra ralentiza su digestión y evita picos de glucemia bruscos.
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Contenido nutricional: las frutas aportan nutrientes esenciales (vitamina C, potasio, folato, antioxidantes) que no contienen los azúcares refinados.
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No azúcar libre: las recetas médicas –como las directrices del NHS– distinguen entre azúcares “libres” (añadidos o en jugos) y los naturales de frutas; estos últimos no cuentan como parte de los límites recomendados .
¿Y los riesgos?
El consumo excesivo de azúcares añadidos (como jarabe de maíz o azúcar de mesa) sí está relacionado con metabolismo alterado, obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y caries dental. En cambio, la fructosa de las frutas no provoca estos efectos, ya que se absorbe lentamente y llega en cantidades moderadas .
¿Entonces las frutas son saludables?
Sí, y mucho. Además del aliciente que aporta el azúcar natural, las frutas:
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Contribuyen a la saciedad y ayudan a controlar el peso.
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Promueven la salud intestinal y disminuyen la inflamación gracias a fibra y antioxidantes.
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Aportan compuestos protectores como polifenoles, beta‑caroteno o licopeno.
Puntos a considerar
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Evitar jugos y frutas deshidratadas: pierden fibra y concentran azúcares, lo que puede elevar el índice glucémico y el riesgo de caries .
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Controlar las porciones si se padece diabetes: aunque las frutas enteras son preferibles, se debe regular su consumo.
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Moderación ante situaciones especiales: una dieta basada sólo en frutas puede causar carencias; lo ideal es variedad y equilibrio .
Seguiremos informando.
