
Cada tercer domingo de junio, y este año en particular el día 15, celebramos el Día del Padre. Más allá de los regalos, las reuniones familiares y los mensajes emotivos, esta fecha nos invita a reflexionar desde una perspectiva psicológica sobre el papel fundamental de la paternidad presente en el desarrollo emocional, social y cognitivo de sus hijos.
Durante mucho tiempo, la figura paterna fue vista casi exclusivamente como proveedor material, con una participación limitada en la crianza afectiva. Sin embargo, la psicología moderna ha demostrado que el vínculo con el padre es igual de esencial que el materno para el equilibrio emocional y la construcción de una identidad sana en los niños y adolescentes. Un padre presente, afectivo y comprometido tiene un impacto profundo en la autoestima, la seguridad emocional y la capacidad de establecer relaciones saludables a lo largo de la vida.
La presencia paterna no solo aporta estructura y disciplina, sino también contención emocional y ejemplo de valores. Padres que escuchan, que juegan, que ponen límites con amor y que muestran vulnerabilidad contribuyen a formar personas más empáticas, resilientes y con mejor salud mental. Desde la teoría del apego, se sabe que la figura paterna también puede convertirse en una base segura desde la cual el niño explora el mundo y desarrolla autonomía.
Asimismo, el Día del Padre es una oportunidad para visibilizar nuevas formas de ejercer la paternidad. Hoy hablamos de paternidades activas, responsables y afectivas. Padres que se involucran en la crianza desde el nacimiento, que participan en las tareas domésticas, que asisten a las consultas médicas y escolares, y que expresan emociones sin temor al juicio social. Este cambio de paradigma no solo beneficia a los hijos, sino que mejora el bienestar psicológico de los propios padres, al sentirse más conectados con su rol y su familia.
Es importante también reconocer que no todos los padres han sabido o podido estar presentes, y en esos casos, este día puede despertar emociones encontradas. Para muchas personas, la figura paterna está marcada por la ausencia, el abandono o incluso el dolor. En estos casos, el trabajo terapéutico puede ayudar a resignificar esa experiencia y encontrar modelos masculinos alternativos que acompañen desde lo positivo.
El Día del Padre no es solo un momento para celebrar, sino una oportunidad para valorar, sanar, y construir vínculos más conscientes y amorosos. Porque ser padre no es solo una condición biológica, sino un compromiso emocional que deja huella para toda la vida.
Estefanía López Paulín
Contacto: psc.estefanialopez@outlook.com
Número: 4881154435