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Elucubraciones: Casa por casa, esperanza y desconfianza

Por El Gato Filósofo

El arranque del programa Salud Casa por Casa en San Luis Potosí marca un nuevo intento del Gobierno Federal por responder a una de las demandas más profundas y legítimas de la población; el acceso digno y humano a los servicios de salud. Si bien, la iniciativa suena ambiciosa, llevar atención médica directamente a los hogares de adultos mayores y personas con discapacidad es una tarea complicada, sobre todo, se toma en cuenta que, actualmente, el sistema sanitario está colapsado y que enfrenta problemas graves que no se han podido resolver por la 4T.

La estrategia contempla visitas periódicas de brigadas médicas que, según el plan, evaluarán signos vitales, controlarán enfermedades crónicas, promoverán el autocuidado y llenarán cartillas de salud que incluyan no sólo historial médico, sino también indicadores de bienestar físico, mental y social. Se prevé que los profesionales tengan capacidad para emitir recetas y vincular directamente a los pacientes con farmacias y centros de salud en caso de ser necesario. En el papel, suena bien, muy bien, de hecho, pero en la realidad potosina, donde conseguir una consulta médica puede tardar meses enteros y los medicamentos básicos escasean en hospitales públicos, desconfiar es inevitable.

San Luis Potosí padece, desde hace años, una crisis profunda en el sector salud. Los testimonios de usuarios que salen de clínicas sin ser atendidos, o que deben comprar sus medicinas porque en las farmacias institucionales simplemente no hay, se han vuelto parte del paisaje cotidiano. A eso se suma la falta crónica de personal médico, especialmente en zonas rurales y marginadas.

El programa está lleno de dudas e imprecisiones desde su nacimiento, por ejemplo, se habla de construir cartillas clínicas, levantar censos con más de 80 preguntas, y llevar expedientes digitales integrales, pero hasta ahora no existe claridad sobre qué plataforma digital lo sostendrá ni cómo se articulará con el resto del sistema de salud pública. Y sin un verdadero sistema de información médica que funcione en tiempo real, lo que se promete como seguimiento integral podría convertirse en un archivo más, olvidado en algún escritorio o en alguna nube digital.

Tampoco ayuda que el contexto político esté plagado de desconfianza. La población, golpeada por años de promesas incumplidas en salud, ya no cree con facilidad. No basta con buenas intenciones ni con imágenes de brigadistas tocando puertas. Se necesita constancia, resultados tangibles, atención real. Y eso, como bien saben los potosinos, ha escaseado en los últimos sexenios.

Por eso, aunque “Salud Casa por Casa” representa una oportunidad para reconstruir puentes entre el Estado y los ciudadanos, el éxito dependerá de factores concretos: abastecimiento constante de medicamentos, disponibilidad real de personal médico, infraestructura tecnológica para el seguimiento, y sobre todo, voluntad política para sostener el programa más allá de los ciclos electorales.

Ojalá que este programa no esté tan accidentado y lleno de errores como el evento donde se dio el banderazo de arranque. Penita ajena.

Cavilaciones:

Primera: ¡De tal gorila, tal junior! Sí, queridos amigos, este felino se suma a la indignación por el accidente que provocó el hijo del presidente municipal de Rioverde, Arnulfo Urbiola. El chamaco huyó tras provocar un percance. Conducía, al parecer, en estado de ebriedad y a exceso de velocidad. Lo cierto es que, si todo lo que ve el muchacho, es abusos de poder, violencia y violación a la ley, pues sólo repite la conducta de su progenitor. Ya no hay moral ¡Miau!

Segunda: Grupos indígenas de la capital cerraron, anoche, la avenida Carranza. Se quejan de supuestas irregularidades en la elección de representantes ante el Ayuntamiento capitalino. Es el eterno conflicto de representación de los muy reconocidos mazahuas. Una rayita más para el Tribunal Electoral.

Tercera: Los que sí se pasaron, son los agentes de la Guardia Civil que quisieron hacer un arresto en la comunicad de Cieneguillas, en el municipio de Rioverde. A ver si Jesús Juárez, secretario de Seguridad, devuelve a esos agentes al kinder porque ni siquiera pudieron desenredar las esposas. El sacerdote que celebraba la misa tuvo que pedirles que salieran del templo y realizaran la detención al concluir la eucaristía. En el video que circula en redes sociales se ve como una niña solloza ante la acción de los agentes que no pudieron ser más torpes ¡Grrr!

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