
La terapia psicológica, a pesar de ser una herramienta eficaz para el bienestar emocional, sigue siendo objeto de muchos mitos y malentendidos. Estos mitos, en gran parte, se originan por el estigma social que históricamente ha rodeado a la salud mental. Afortunadamente, en la actualidad, estamos siendo testigos de una mayor apertura hacia la importancia de cuidar nuestra mente, pero aún persisten ideas erróneas que pueden generar desconfianza y evitar que muchas personas busquen ayuda. Es hora de derribar estos mitos y aclarar la verdadera naturaleza de la terapia psicológica.
Uno de los mitos más comunes es que solo las personas “locas” necesitan ir al psicólogo. Esta creencia es completamente equivocada. La terapia psicológica está al alcance de cualquier persona que quiera mejorar su bienestar emocional, independientemente de si tiene un trastorno mental diagnosticado o no.
A menudo, las personas buscan ayuda por situaciones cotidianas que afectan su equilibrio emocional, como el estrés laboral, las dificultades en las relaciones o problemas de autoestima. Ir al psicólogo no significa estar “loco”; es una forma de cuidar nuestra salud emocional al igual que cuidaríamos nuestro cuerpo si tuviéramos una lesión física.
Otro mito es que la terapia es solo hablar sobre los problemas sin obtener soluciones. Si bien la terapia implica compartir pensamientos y emociones con el psicólogo, su objetivo es proporcionar herramientas y estrategias prácticas para enfrentar y superar los desafíos emocionales.
Los psicólogos utilizan enfoques basados en evidencia científica, como la terapia cognitivo-conductual, que se centra en modificar patrones de pensamiento negativos y en desarrollar habilidades para manejar mejor las emociones. De esta forma, la terapia no solo es un espacio para expresarse, sino un proceso activo y constructivo hacia el cambio positivo.
También se cree que la terapia es un proceso largo y costoso. Si bien el tiempo y los costos pueden variar, la terapia no tiene por qué ser interminable ni inalcanzable. Muchas personas experimentan mejoras significativas en pocos meses. Además, los beneficios a largo plazo de la terapia, como la mejora de la resiliencia emocional y el manejo del estrés, hacen que la inversión valga la pena.
Finalmente, otro mito común es que los psicólogos tienen todas las respuestas y que el paciente debe depender completamente del terapeuta. La terapia es un proceso colaborativo en el que el paciente y el psicólogo trabajan juntos. El psicólogo guía al paciente, pero es el individuo quien toma las decisiones sobre su vida. La terapia no busca que alguien “haga el trabajo” por el paciente, sino empoderarlo para que descubra sus propios recursos y fortalezas.
Es fundamental derribar los mitos que rodean la terapia psicológica y reconocer que buscar ayuda profesional es un acto de valentía y autocuidado. La salud mental debe ser una prioridad para todos, y la terapia es una herramienta valiosa para alcanzar el bienestar integral. En lugar de temerla o estigmatizarla, debemos verla como un recurso positivo y accesible para mejorar nuestra calidad de vida.
Estefanía López Paulin
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