
Cada 15 de mayo se alza la voz oficial para felicitar al gremio docente; se invita el desayuno, se reparten flores y se organizan rifas de electrodomésticos, se escriben discursos que exaltan su vocación y se presume un compromiso con la educación, pero, en San Luis Potosí, lo mismo que en muchos estados de la República Mexicana, esa celebración se ha vuelto una farsa que ofende y humilla al magisterio. Detrás del gesto simbólico, la realidad de los profes es de abandono, incertidumbre y abuso institucional.
Hoy, miles de maestros en el estado enfrentan condiciones laborales indignas: prestaciones negadas, pagos atrasados, contratos inestables, plazas fantasmas y un futuro profesional sostenido con alfileres. Lo que, por ley, debería estar garantizado, como seguridad social, sueldos puntuales, respeto a su antigüedad y certeza laboral, se vuelve una pelea constante, desigual y extenuante contra una burocracia insensible y corrupta.
Peor aún, mientras el magisterio sobrevive en la precariedad, sus líderes sindicales y representantes institucionales parecen vivir en otro mundo. Años de gestiones opacas han permitido que el poder magisterial se convierta en un botín, donde unos cuantos se enriquecen mientras la mayoría apenas sobrevive. Las plazas se reparten a conveniencia, se venden, se ocultan o se prometen como favores políticos. El mérito, la formación y el compromiso quedan desplazados por el compadrazgo y el clientelismo. La lista de aquellos que se han hecho ricos con esta causa es grande y no quiero mencionar a ninguno, no por hacerles un favor, sino por miedo a dejar alguno de estos mercenarios fuera.
En medio de esta crisis sistémica, los más afectados son los estudiantes, porque, hoy, gracias a la Secretaría de Educación, la SEGE; hay un enorme número de escuelas sin docentes, grupos sin maestros especializados, ciclos escolares que comienzan incompletos y generaciones enteras que avanzan con lagunas formativas insalvables. La educación pública en San Luis Potosí no solo está en deuda con sus trabajadores: está en deuda con su niñez y su juventud.
Hoy, más que felicitaciones huecas, el magisterio necesita justicia. Necesita que se le pague lo que ya trabajó, que se respeten sus derechos, que se termine con la incertidumbre que devora su dignidad. El verdadero homenaje al docente no está en los aplausos del 15 de mayo, sino en políticas públicas que reconozcan su labor como lo que es; un cimiento que edifica el futuro del país.
Mientras eso no ocurra, cada desayuno sindical será una burla y cada discurso oficial, una mentira.
Cavilaciones:
Primera: Productores de la Huasteca Potosina están realmente preocupados por el bloqueo a la exportación de ganado en pie por parte de los Estados Unidos. El titular de la Secretaría de agricultura en la entidad, Jorge Luis Díaz Salinas, anda en Babia, pese a la advertencia, no tomó precauciones y tampoco le importa mucho, lleva vida de mirrey y con eso le basta.
Segunda: ¿Quién es el diputado que, cada vez, sale con menos ropa en sus redes sociales? ¡Grrrr!
Tercero: Llegaron las boletas para la elección judicial. No, pues ¡Miau!