
Aunque ambos tipos de masaje buscan el bienestar físico y mental, el masaje relajante y el descontracturante tienen objetivos y técnicas distintas. El primero está enfocado en reducir el estrés y generar una sensación de calma. Se aplica con movimientos suaves, rítmicos y constantes sobre todo el cuerpo, ideal para personas que desean descansar o liberar tensiones emocionales.
En cambio, el masaje descontracturante va más allá de la relajación superficial. Está diseñado para tratar contracturas musculares y zonas de dolor específico, especialmente en la espalda, cuello y hombros. Requiere mayor presión y puede ser incómodo en algunos momentos, ya que actúa directamente sobre nudos musculares y tensiones profundas.
Ambos tipos de masaje pueden complementarse, pero es importante elegir el adecuado según las necesidades del cuerpo y el estado físico de cada persona. ¿Buscas descansar o aliviar un dolor puntual? Esa es la clave para decidir.
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