
Ahora que está de moda señalar a los funcionarios que no hacen nada porque su papel se limita a ser simples floreros (léase: objetos decorativos y desechables) recordé el dicho popular “quién nace para maceta no sale del corredor”. Nunca mejor dicho para describir el alcance, el perfil y la anatomía de un perdedor que puede ser presidente, gobernador, secretario o director de una dependencia cultural. Lo cierto es que el puesto no hace a la persona, son las personas las hacen al puesto y le dan razón de ser a las instituciones. Seamos directos: hasta para no hacer nada hay que tener ovarios/huevos (hoy amanecí incluyente) porque para la inacción también se requiere fuerza, decisión, vigor y oficio. Dicho lo anterior, lamento decirles que ni eso tienen nuestros floreros de la SECULT, estamos muy jodidos, en serio.
Primero hablaré de los floreros que tenemos como funcionarios en la SECULT, honor a quien honor merece, hablemos de Manuel Gameros, ese jarrón enjuto que lo vendieron como si fuera una fina pieza de Lladró y resultó ser de plástico y comprado en Galerías el Triunfo. ¡Vaya fiasco! Leyendas urbanas dicen que lo impuso Ramón Zamanillo, otras cuentan que fueron los García Navarro y otras más, que lo invitó a “trabajar” el propio Armando Herrera. El elemento decorativo presumió hasta el cansancio sus múltiples conexiones con el mundo del cine, el espectáculo, los medios y los funcionarios federales, pero a final de cuentas, el mitómano no dio una, pero eso sí, no desperdició un solo día porque mientras recibía su buen cheque de “funcionario de confianza”, se daba el tiempo para ocuparse de su rancho que hoy en día es un hotel boutique, y por supuesto, su arduo trabajo en la SECULT también le permitió construir una casa en el exclusivo club de golf La Loma. A ese ritmo tan acelerado, el florero voraz ha cargado de observaciones a la SECULT en todas las auditorías practicadas en lo que va del sexenio. ¡Descaro absoluto! Se cuenta en los pasillos del edificio de la galleta que este florero sin fondo jineteó mucho dinero y que aún tiene pendiente justificar un montón de recursos públicos. Me mata la curiosidad: ¿por qué será que no se le exige rendición de cuentas? ¿por qué se le permite todo? y lo peor: ¿por qué sigue ahí? Responda usted solo porque yo ya siento que me no puedo más.
Sigamos nuestro recorrido, toca su turno a una pieza de cerámica venezolana que tiene más de 50 años en México y aún sigue hablando acento sudamericano, una tal Cissi Motilla, quien trabajó con Eudoro en el extinto CONACULTA y que al igual que Gameros, llegó a sorprender a todos con un catálogo de contactos y conocidos que no han servido ni sirvieron para nada. La señora con sede en Querétaro metió a su marido dizque a capacitar a músicos, a sus amigos a dar cursos y talleres de actualización de nada. La mujer está llena de buenas intenciones, pero nada más, es una motivadora de excelencia, desafortunadamente, todos sus contactos y amistades quedaron en el desempleo con la llegada de la 4T, así que, en lugar de ayudar, perjudican. Muy triste este caso, este florero terminó siendo un centro de mesa de fiesta de quince años, de esos que acaban siempre siendo un estorbo y su destino final suele ser el basurero.
Continuemos, Salvador Castro de la Rosa es un caso parecido a Fernando Betancourt quien fue por ocho años el director académico del CEART, estos dos analfabetas tecnológicos fueron nombrados en puestos estratégicos para cualquier dependencia, dos septuagenarios cuyas viejas glorias ya pasaron y que en su momento -por dignidad- debieron haberle dicho a su empleador: “mejor dale esta chamba a alguien que sí esté preparado”. ¿Y quién les dio esos puestos clave a este par? Nada más y nada menos que el primer secretario de cultura de la entidad, Roberto Vázquez Díaz, el mismo que amplió la infraestructura cultural sin garantizar el presupuesto y las condiciones para operar de los nuevos espacios. El señor cortó los listones y se fue del estado para ocupar una silla en la federación, pero que no deja de husmear que pasa en estas tierras. ¡Cuánto daño Dios mío! Regresando a los floreros como Castro de la Rosa, no es posible esperar algo de ellos porque ya están rotos y mal pegados, su valentía viene de esa generación de “a huevo que sí puedo” y la muestra es que no solo detienen el avance de cualquier proyecto, sino que además lo entorpecen, lo vulneran y lo hacen mierda porque el florero Castro (que al menos tiene una rosa) es el responsable de planear y evaluar las acciones de la SECULT, el chiste se cuenta solito.
Del famoso señor Maracas, Mireya, Marta Ocaña, la recomendada del gobernador (Claudia Canales), los responsables de las bibliotecas, las casas de barrio y de todos esos florerillos arrumbados en sus vitrinas polvorientas mejor ni me ocupo ni me desgasto: seis años becados, seis años demostrando su incapacidad, su falta de empatía social, de proyecto, de pasión por el trabajo, la verdad hasta a mi me daría vergüenza. Sin embargo, la culpa no es de ellos sino del que los invitó a “trabajar”, quien nunca los supervisó ni les exigió resultados. Y le adelanto al señor Herrera Silva que estos serán los primeros que lo van a traicionar, así es y siempre ha sido así. Los enemigos siempre están adentro y muy cerca del despacho.
Fuera de la SECULT también hay floreros, seamos parejos, la UASLP tiene dos que destacan, el primero, Norberto de la Torre otro huevonazo del tipo del Sr. Adame Domínguez; su único talento es ser el suegro de Pablo Valladares y, por tanto, un intocable, también hay que decir que, a diferencia de Adame, al menos éste sí escribe bien, aunque siempre termine escribiendo analogías del amor a sus becarias. Y el otro florero de la máxima casa de estudios de nuestro San Luis Potosí, es la Sra. Valle, hija privilegiada del intocable ex rector Jaime Valle que al igual que Norberto ese resulta ser su único talento, este bonito florero homofóbico y clasista, ha ensombrecido y encapsulado el tema de la cultura por más de diez años en la UASLP, ni la toda poderosa Yanina pudo con ella cuando esta última se mangoneaba al pusilánime ex rector Manuel Villar. Lo que mas impresiona a propios y extraños es que está convencida que es la última coca del desierto cultural potosino.
Mientras más reflexiono, aparecen más y más floreros en mi mente, creo que no terminaría nunca, solo me gustaría decirles que es una plaga, que esto desgraciadamente no va a terminar jamás, estamos rodeados de floreros y macetas. Muy triste y decepcionante.