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Crónicas pandémicas XI / La Alianza de los Tontos

Hoy 10 de mayo del 2020 hay en Alemania 171 mil infectados y han muerto 7500 personas.

En las últimas semanas se han hecho visibles aquí en Alemania grupos de Corona-Leugner o “Negacionistas”. En un país con 83 millones de habitantes podríamos decir que no son muchos, son apenas unos miles, no se puede negar sin embargo que comienza a ser preocupante su crecimiento, pues ya hasta están pensando formar un nuevo partido político.

Hacen marchas semanalmente y la mezcla de personas que allí se reúnen sería, en otro contexto, inimaginable: islamistas, neofascistas, neonazis, racistas, nacionalistas, antivacunas, antisemitas, conspiracionistas, esotéricos… y entre todos ellos, desempleados y restauranteros.

Los islamistas dicen que el virus sí existe pero que es una “venganza divina” de Alá contra todos aquellos que se oponen a él, y que al ser una enfermedad divina, no se le debería de combatir ni hacer nada para controlarla.

Los nacionalistas, neonazis, neofascistas y racistas afirman que el virus fue propagado por extranjeros y es la consecuencia de la nula protección que las democracias dan a sus ciudadanos, por lo que hay que abolir la democracia y cerrar las fronteras.

Los antivacunas creen que todo es una estrategia económica de los laboratorios en complicidad con los gobiernos del mundo para mantener enferma y controlada a la población.

Los antisemitas creen que “Coronavirus es igual a capitalismo judío” y que el virus fue creado por Sionistas en laboratorios en Israel.

Aunque hay una decena de variantes los conspiracionistas están divididos básicamente en tres grupos: los que creen que ya existe una vacuna patentada y que todo es una estrategia para garantizar su éxito comercial. Los que creen que el virus fue creado por el gobierno de China para mermar el poder del mundo occidental. Y los que creen que Bill y Melina Gates son los inventores y patrocinadores del virus y serán los únicos beneficiarios, económicamente por supuesto, de todo esto.

Los esotéricos no creen que el virus exista, ellos creen que las señales del nuevo sistema de internet 5G es la causa de los cientos de miles de muertes.

Los desempleados acusan al gobierno, por las medidas tomadas contra el Coronavirus, de ser el culpable de que ellos hayan perdido su empleo.

Los restauranteros también culpan al gobierno por las pérdidas económicas y las califican de exageradas.

También están los que creen que todo es un plan de los banqueros para hacer desaparecer el dinero, o sea las divisas, los billetes las monedas y tal y obligar a todo el mundo a usar dinero electrónico.

Y por supuesto también hay algunos despistados con pancartas en las que afirman que la tierra es plana y que Andrés Manuel Lopez Obrador es el culpable de todo (Eso último es, por supuesto, una broma).

Pues bien, mas allá de bromas, esas miles de personas se reúnen ahora cada semana unidas por un sentimiento en común: odio, el odio que sienten por el sistema democrático imperante.

Otra característica que los iguala a todos ellos es que se ven a sí mismos como defensores de la libertad y la verdad, de la constitución alemana, afirman que viven en una dictadura y acusan a Angela Merkel de dictadora, afirman que no hay libertad de expresión y acusan a todo el que no está de acuerdo con ellos de ser una persona acrítica, impedida de ver la realidad y sometida al gobierno y sus figuras políticas.

Uno de los argumentos preferidos de los negacionistas es que “ellos se han informado en internet” y cuando ven la realidad científica no ven veracidad en ella. Es como ese chiste donde un padre discute con su hija acerca de las noticias falsas que el padre lee y comparte en Facebook y el argumento del padre es, “la información de internet no puede estar equivocada pues dice exactamente lo que yo creo”.

Un artículo del diario Süddeutsch Zeitung califica a esa alianza sui generi de personas como “Alianza de los Tontos”. El consenso entre los especialistas es que es que todos esos grupos son parte de grupos conservadores de derecha y de extrema derecha que, como en todo el mundo, al ver espacios políticos perdidos en beneficio de fuerzas políticas progresistas y científicas, se han llenado de miedo, ira e incertidumbre y han comenzado un proceso de radicalización que tiene que ser observado por la sociedad.

Eso pasa en Alemania, pero contextualizando el problema del Coronavirus en México, no es absurdo pensar que todas las pequeñas, divididas y frustadas fracciones conservadoras mexicanas comenzarán un proceso de reagrupación con el objetivo de dinamitar las endeble democracia que comienza a surgir en nuestro país. Por eso, en donde sea que nos encontremos, habrá que cuidarnos de la “Alianza de los Tontos”.

Abrazos.

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