
La fiesta popular del Carnaval comienza este domingo previo al Miércoles de Ceniza, día que marca el inicio de la Cuaresma en el mundo de la Fe Católica. Dichos festejos comienzan desde ocho días antes en algunos otros lugares, o hasta 10 días antes dependiendo de la región en donde se realicen.
El carnaval combina elementos tales como grupos que cantan coplas, desfiles con personas disfrazadas y que llegan hasta las fiestas que se hacen en colonias o en barrios de las ciudades.
El principal objeto característico de los carnavales es el antifaz, indumentaria que usan los participantes para esconder su identidad y librarse de inhibiciones dentro de las actividades propias de la fiesta.
“Esta especie de desbordamiento festivalero nos trae a la mente el deseo de todo ser humano de desembarazarnos de las preocupaciones, de aligerar nuestros hombros de la carga de obligaciones cotidianas y de dar «rienda suelta» al placer y a la alegría”, así lo define María Esther den Ariño, escritora de artículos religiosos.
Así mismo, dentro del mundo de la Iglesia Católica, los carnavales son tolerados siempre y cuando las personas que participen lo hagan con una diversión sana y medida, por lo que al acabar las celebraciones, los creyentes tendrán ahora que entregarse a un tiempo de reflexión durante la Cuaresma.
Según la Iglesia Católica, comienza un tiempo en el que los siguientes 40 días los creyentes serán parte de conversiones, penitencias y buenas obras para contemplar la muerte de Cristo y su resurrección.