
Lleno de pintas, señaléticas rayadas, indigentes, basura, caos e inseguridad, es el estado en el que las autoridades municipales tienen el Centro Histórico. Las plazas turísticas, los pasajes y calles se encuentran vandalizados y el daño es cada vez mayor.
En la mayoría de las calles hay presencia de grafittis, pero es más visible en los alrededores de la plaza del Carmen, en Vicente Guerrero, Mariano Escobedo y Agustín de Iturbide, hasta llegar a Cinco de Mayo. El callejón de Iturbide, donde meses atrás el Ayuntamiento desalojó con violencia por el supuesto reacomodo a vendedores ambulantes tradicionales, está lleno de pintas y de basura.
A un costado de la monumental Catedral Metropolitana, en la calle de Manuel José Othón, las jardineras todavía guardan las rayas que dejaron las más recientes marchas feministas. Hay stickers en los letreros turísticos y en las señaléticas de las calles.
Ninguna plaza esta exenta del vandalismo, desde la plaza de Armas frente a Palacio Municipal, hasta los callejones del Jardín de San Francisco y la plaza de Aranzazu, uno de los puntos con más turismo del Centro Histórico.
Algunos meses atrás, la Dirección de Cultura del Ayuntamiento, con recursos públicos, comenzó un programa de “Musealizar lo Cotidiano”. Para el Gobierno Municipal, las pintas y demás actos vandálicos eran “arte”, pues ahora, todo el primer cuadro de la ciudad se ha llenado de esto que las autoridades consideran “arte”.
Los teléfonos públicos y demás señales fueron llenadas de pintas y de stickers, las plazas se han llenado de indigentes que nadie atiende, y se ha convertido en un nido de ratas, asaltan a locatarios y transeúntes por igual. El Ayuntamiento se colgó de la declaratoria de Patrimonio Mundial que dio la UNESCO al Camino Real de Tierra Adentro para decir que el Centró Histórico es patrimonio universal; sin embargo, no le brindan la atención que este merece.