
“Que no se te olvide quien es la jefa aquí”, así les grita Celia Pescina Meléndez, coordinadora del Área de Planeación y Vinculación del Instituto de las Mujeres del Estado (IMES) a sus trabajadoras a quienes tortura psicológica y verbalmente todos los días. A la burócrata la acusan de abuso y control de su parte, faltas de probidad, actos de violencia psicológica de forma sistemática, repetida y de forma verbal, es despectiva, burlona y discriminatoria con todos y ya nadie la soporta.
Por tener un horario de 8:00 de la mañana a 3:00 de la tarde, el cual no cumple, y por ir sólo a hostigar a sus empleados le pagan al mes $60,337.08 pesos, los cuales no desquita pues no realiza su trabajo. Ella es la encargada de gestionar el Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas, el cual no consiguió este año.
Obliga a los empleados a hacer su trabajo y a quedarse horas extra, fines de semana enteros, a trabajar los días que por ley les toca de vacaciones e incluso a acudir a pesar de tener incapacidades médicas, ya sea por embarazo, cirugías realizadas o enfermedades crónicas, además de no pagarle el trabajo extra que realizan.
Frases como “yo también voy a tener un bebé para irme temprano”, “desde que eres mamá ya no rindes lo mismo” o “desde que eres mamá tus prioridades cambiaron” les repite a las madres trabajadoras que hace para quitar mérito su trabajo. Sus insultos no se limitan a esto, al sentirse ella muy empoderada, a los pocos hombres que trabajan en el IMES les dice que “pongan ese cerebro a trabajar” al tiempo que, en lugar de que se desempeñen en su puesto, los trae de sus choferes y en sus mandados personales. No le importa si son adultos mayores, ella agrede a quien puede y se deja, hasta llegar al punto de ser despectiva sobre la apariencia física de las personas diciéndoles “ya debería ponerse a dieta, buena falta le hace” al grado de orillarlos al llanto.
Nadie se salva de sus insultos, ni si quiera la propia Erika Velázquez de quien dice: “con la titular que tenemos si no fuera por esta área el instituto se vendría abajo” o incluso “como no tengo un “amiguito” como el de la titular para no tener preocupaciones”.
Ante todos los abusos de la señora Celia Pescina, trabajadores de base y por honorarios realizaron un escrito dirigido a la titular del IMES, Erika Velázquez, donde le pedían que la mujer fuera separada de su cargo; sin embargo, la única solución que sugirió fue que las movería de área, pues, según ella, “no podía hacer nada más”.
Por años, quienes han llegado a está área del Instituto de las Mujeres han denunciado sus abusos, pero nunca les han hecho caso, prefieren renunciar o pedir un cambio para ya no tener que soportar las agresiones de esta mujer.