
Chambonería fue el trabajo de restauración que hicieron en el Teatro de la Paz que acabó con el garbo del águila porfiriana que corona el edificio inaugurado en 1894. El águila, que desde su creación hasta hace unos meses fue dorada, ahora es negra, una plasta sin forma y sin belleza.
En la segunda mitad de 2018 comenzaron trabajos de restauración del Teatro a cargo del despacho Orbe Aquitectura, sin embargo la rehabilitación del águila corrió a cargo del equipo del INAH, que dirige Juan Carlos Machinena que, como todo el que guste puede ir a constatar, terminó en un bodrio color negro.
El Teatro de la Paz es uno de los edificios más representativos del Centro Histórico de San Luis Potosí y el águila engalanaba la majestuosidad del recinto, por lo que la falta de tacto y preparación de los restauradores y quienes autorizaron pintar el águila de negro, quitaron brillo a la construcción.
Todo el que desee puede pasarse por la explanada del Teatro de la Paz o la Plaza del Carmen y voltear a ver la cúpula del edificio porfiriano y darse cuenta de las chambonerías. Hasta hace unos meses el águila era dorada, el nopal verde y las tunas rojas, ahora todo es negro, sin forma, sin resaltar los detalles ni la belleza que plasmaron los artesanos herreros que la construyeron.
Lo peor del caso es que pasados los meses y concluida la restauración, ni el director del Teatro de la Paz, Francisco García Rojas, ni el secretario de Cultura, Armando Herrera, ni el delegado del INAH, Juan Carlos Machinena, han ordenado reparar el bodrio, sigue siendo negro y a como se las gasta la burocracia potosina, pasarán otros cien años y seguirá siendo negra.
Es una lástima que quienes se deben encargar de mantener y enriquecer nuestra cultura y herencia patrimonial, la echan a perder.